-Me dijiste, estás preciosa tras el orgasmo, ...
-Ay.. M, siempre dices lo mismo...
Entonces sacaste un pañuelo de la mesilla y me pediste vendarme los ojos, lo que yo acepté.
..Me guiaste de la mano por la habitación hasta sentarme en una silla.
-¿Me estás atando a la silla? mmmmm...
¿Porqué me sujetas la ...mano izquierda?
Tras dejarme inmovilizada, desnuda, con la mano izquierda a la espalda y atada por la cintura al respaldo de la silla, me quitaste el pañuelo de los ojos...
Me habías puesto frente a una mesa con una hoja de papel y un bolígrafo.
-Escribe para mí y lee en voz alta, túrbame...
siempre has sabido desconcertarme...
alma.
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